En casa la pasta la tomamos casi siempre con aceite y queso, sin más. Pero teniendo un rato disponible, se puede una esmerar un poco más... sin pasarse, algo sencillo.
La típica salsa de tomate. Eso sí, casera. No digo que sana porque no tengo muy claro de donde vienen los tomates y la cebolla. Digamos que lo más sana en la medida de lo posible.
Una salsa de tómate bien buena pero que no premiarían en concursos de salsas, laureada simplemente porque he añadido hierbas aromáticas: orégano y laurel, el descubrimiento del mes.
Ingredientes:
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5 tomates maduros
1 cebolla
1 diente de ajo
1 hoja de laurel
Aceite de oliva
Sal
Azúcar
Orégano
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Se cortan el diente de ajo y la cebolla, sin importar el tamaño. En una sartén con un chorro de aceite caliente (solo un chorrito) y el fuego bajo, se echa el ajo y al poco la cebolla. Se deja unos cinco minutos mientras se rallan los tomates.
Cuando ajo y cebolla estén pochados, se añade el tomate, una pizca de sal, otra pizca de azúcar, orégano y una hoja de laurel partida en tres. Removiendo de vez en cuando, se deja a fuego bajo 20 o 25 minutos.
Se vierte en la picadora habiendo quitado el laurel y se tritura.
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Aromatizada con hierbas es perfecta para pasta o un arroz blanco.
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¡Buen provecho!
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