Esta cata en concreto era de cervezas artesanales.
Empezó con la Cibeles, evidentemente, madrileña. A mi las cervezas de trigo no me gustan mucho pero esta me encantó. También catamos otro modelo de Cibeles, más fuerte pero me quedo con esta primera. Se acompañó de un rico canapé.
La segunda cerveza de la lista fue la Yria, de Ocaña. Cerveza familiar, literalmente. Muy rica también acompañada con tortilla de patatas y ensalada.
Tercera cerveza de la tarde: Milana. En concreto, Milana Bonita. Todavía sin etiquetar puesto que no se comercializa pero pronto estará en el mercado. Esta la elabora un grupo de amigos de Montemayor de la Pililla, un pequeño pueblecito de Valladolid al que espero que de mucha vida este nuevo negocio. Se acompañó con quesadillas. Riquísimas.
Y aquí la última de las cervezas, con el postre. Gran postre para una cerveza que, pese a ser negra, me encantó: Bleder. Producción catalana (Rubí). Me encantó la historia del nombre, Bleder, puesto que es el nombre de una dragona de leyenda. En concreto tomamos la Bleder Cova de Drac (Cueva de dragón).
Sorprende lo bien que casa con el chocolate, buenísimo como postre o como merienda.
Y muy bonitos los diseños de las etiquetas, muy cuidados.
¡Buen provecho!
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