Con la llegada del fin del invierno, es obligación "moral" en Cataluña el disfrutar de una calçotada.
¿Calçoqué? Calçotada o, lo que es lo mismo, hartarse a comer calçots.
¿Calçoqué? Se trata de un tipo de cebolla tierna o cebollino que se cultiva principalmente en el litoral tarraconense.
Por ello la capital del calçot es Valls: varios festivales y rutas lo demuestran... o al menos consiguen que la zona se beneficie de un alimento tan sencillo.
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Pero para nosotros la calçotada tiene campo base en Cardedeu puesto que de allí son los anfitriones de nuestra cita anual.
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Los calçots se hacen sobre las brasas, literalmente se churruscan, y luego se mantienen calientes al tiempo que se terminan de hacer envueltos en papel de diario.
Lo mejor es no comer la parte quemada pero cada cual que haga lo que le parezca. Basta con agarrar con una mano el calçot por la parte superior y tirar de la piel exterior, de arriba abajo, con la otra.
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Se acompaña con salsa romesco, hecha con tomates, ajos, avellanas y almendras, pan, ñoras (pimiento rojo seco), aceite, vinagre, pimentón dulce y sal. Buenísima, a mi me gustó mucho antes de gustarme los calçots, por lo que me hartaba a pan tostado con salsa y carne a la brasa. Porque mientras se comen los calçots, se aprovechan las brasas para hacer carne y butifarra.
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Es una cita más que recomendable.
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¡Buen provecho!
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