Os pongo en situación. Toca preparar un catering para un taller de
cosmética natural para once personas (taller que recomiendo mucho). Todo claro en la cabeza, ya van varios platos preparados con éxito. Siguiente paso: dos tortillas de patatas. Hay quien tiene la mano rota y siempre le salen bien. En mi caso casi siempre es así excepto cuando el día está torcido.
Y justo así fue en esa ocasión... se me quemaron las dos. ¡LAS DOS! Ya es tener la muñeca tonta para que pase esto.
Después de la desesperación, la rabia, la impotencia, soltar por la boca todas las barbaridades posibles, toca buscar una solución.
¿Hacer dos tortillas de nuevo? No tengo la paciencia para volver a perderla y tener que salir a comprar es una lata un sábado por la tarde.
¿Otro plato distinto? Pues no apetece pensar en algo nuevo.
La única solución viable es reconvertir las tortillas. Les quito la parte quemada, compruebo que por dentro están estupendas y ponemos (mi contrario y yo) las neuronas en funcionamiento. Tras un brainstorming de unos minutos, nos quedamos con la crema de piquillos. Buscamos varias recetas, ninguna nos convence pero cogemos algunas ideas.
Al final la receta resultante es la siguiente.
10 pimientos de piquillo asados (si hay prisa, un bote de pimientos)
Avellanas crudas sin cáscara
1 diente de ajo
1 cucharada de sésamo tostado (el sésamo crudo se tuesta en una sartén con unas gotitas de aceite, debe quedar dorado, no quemado: cuidado porque es cuestión de segundos pasar del primer tono al segundo)
Unas gotas de tabasco
En el vaso de triturar o batir se echan los pimientos, el diente de ajo y el sésamo. Se tritura bien hasta que quede todo homogéneo. A partir de aquí se van echando avellanas hasta que la consistencia y el sabor sean del agrado de quien lo prepara. Evidentemente a más densidad se busca, más avellanas hay que usar.
Por último se agregan unas gotas de tabasco, esto también va a gustos, nosotros con 10 gotas lo notamos un poco pero sin gran ardor.
Para el catering puse una capa de crema de piquillos sobre una tortilla. A continuación puse encima la otra tortilla y la cubrí también de crema.
Como nos gustó el experimento, hice más crema con algo más de tabasco y la comimos con totopos de maíz.
¿Qué sucedió en el catering? Pues parece que la tortilla fue un éxito. Tanto así que dedico esta receta a las chicas que la degustaron.
¡Buen provecho!