Decididamente necesito una terapia de choque para superar la finalización de los juegos olímpicos. Desde el bádminton o el tiro en foso hasta la natación sincronizada, todos los deportes me parecen dignos de ser vistos y seguidos. Durante dos semanas he estado enganchada a todas las retransmisiones posibles y me ha faltado tiempo.
Es por esto que mis sesiones culinarias se han reducido, y las pocas que han habido han sufrido mi histerismo. Ejemplo claro las madalenas de yogur y limón hechas durante el partido de balonmano femenino en busca del bronce.
Madalenas histéricas tendrían que llamarse. Pero no, son unas madalenas fantásticas para desayuno o merienda, sobre todo con una taza de leche chocolateada. Muy fáciles de hacer pero requieren tiempo y no temer al calor en pleno mes de agosto.
350 grs. de harina normal
120 grs. de azúcar moreno
1 sobre de levadura seca/química
1 cucharadita de bicarbonato sódico
1 limón
375 grs. de yogur griego o cremoso (equivale a 3 yogures)
2 huevos
70 grs. de mantequilla sin sal
Se pone a derretir en cazuela o al microondas la mantequilla.
En un bol grande se mezclan la harina, el azúcar, la levadura, el bicarbonato y la piel del limón rallada (previamente lavada, claro). Se baten un poco los huevos y se mezclan con los otros ingredientes secos. Se añaden los yogures poco a poco mientras se va mezclando y, al final, se incluye la mantequilla y el zumo del limón.
Se mezcla hasta que la masa sea homogenea pero sin abusar del batir.
En el molde de madalenas se ponen las cápsulas de papel y se rellenan casi hasta arriba. Esto si se quieren madalenas, si se prefiere en forma de muffin, basta con llenar dos tercios.
Se meten 20 minutos en el horno previamente precalentado a 180º. Al sacarlas del horno, se dejan otros cinco minutos dentro del molde antes de dejarlas enfriar sobre rejilla o encimera.
Y ya tenemos madalenas para el desayuno, a comer solas o abiertas y con mermelada.
Ahora es cuando los puristas me pueden decir que esto no son madalenas si no muffins, puesto que llevan mantequilla y no aceite de oliva. Pero como soy yo quien las ha hecho y ha sufrido los calores del horno, las llamo como quiero: son mis madalenas olímpicas, que no histéricas.
¡Buen provecho!
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